Posteado por: fernando2008 | 26 junio 2009

Noah Gordon. El médico.

El medico

No hay nada como salir de casa para descansar y desconectar. Este fin de semana, en casa de una sobrina he descubierto esta novela (gracias Susanita) que me ha fascinado. Tanto es así,  que se la he pedido prestada, la he acabado ya en mi casa y quiero compartir con vosotros mis impresiones sobre ella.

Robert J. Cole es un niño que viven en la Inglaterra del siglo XI. Las condiciones higiénicas y económicas de su familia no son excesivamente buenas pero, como casi todos los niños, vive feliz. Hasta que un día descubre un “don” que tiene, don que no es necesariamente una bendición: cuando coge las manos de una persona, adivina inmediatamente si ésta morirá en breve. Así sabrá, antes que nadie, la muerte de su madre y de su padre. Cuando éstas ocurren, los hermanos se quedan solos y son adoptados por diversas familias. Robert nunca renunciará a volver a encontrarlos algún día.

Adoptado por un barbero-saltimbanqui, Barber, Rob lleva una vida de aprendizaje, tanto de la cirugía como de juegos malabares. Cuando Barber muere, Rob hereda el negocio. Todo va bien hasta que se encuentra con un médico judío, Merlín que dice operar las cataratas. Para asegurarse, visita a un paciente comprobando que es cierto. Se ofrece a Merlín como aprendiz pero éste lo rechaza, aunque le habla de un maravilloso maestro persa: Abú Alí at-Husain ibn Abdullah ibn Sina (en cristiano, nunca mejor dicho, Avicena). Pese a que Merlín le aclara que Avicena no lo tomará por discípulo, ya que sólo puede enseñar a musulmanes y a judíos, Rob siente surgir claramente su vocación de médico, (algo que no ocurre normalmente con nuestros alumnos) e idea un plan. Realizará el viaje hasta Persia y se hará pasar por judío. Es un viaje iniciático, en el cual Rob se irá transformando primero en judío, estudiando su lengua y sus costumbres y luego, gracias a los judíos, estudiará árabe. Desde Londres a Ispahán, el viaje va mostrando a Rob todo tipo de lugares. La descripción de Constantinopla es colorista y bien documentada, cosa que no tiene excesivo mérito, ya que esta ciudad es la más conocida de la antigüedad, por lo suele aparecer regularmente en las novelas históricas.

Ya en Ispahán, comienza desde abajo y trabaja duro hasta llegar a ser uno de los mejores médicos de esta ciudad, donde está el “maristan”, mezcla de universidad y hospital, más conocido de Persia. Mahoma dice que sólo hay dos ciencias: la teología, para salvar el alma, y la medicina, para salvar el cuerpo. En Ispahán Rob se ve obligado a estudiar las dos, y en las dos consigue el éxito, hasta llegar a ser considerado amigo del sha, al que acompañará en una expedición militar a la India. En el maristan Rob aprende, por ejemplo, que el nombre de “cataratas” se debe a que los médicos persas pensaban que esa ceguera era provocada por un derrame de humor corrupto en el ojo. Llamaron a este derrame “descenso de agua”, nombre del que deriva el actual de “cataratas”.

Tras luchar eficazmente contra una epidemia de peste, Rob asiste a la muerte de Avicena y al hundimiento militar de Persia. Antes de que los turcos conquisten Ispahan, escapa con su mujer y sus dos hijos. El viaje de vuelta se describe muy someramente, y ya tenemos de nuevo a la familia Cole en Londres. La envidia de los demás médicos ingleses y el peligro de ser acusado de brujería, hace que se trasladen a Escocia, donde la novela termina felizmente.

No hay incorrecciones históricas de bulto. En primer lugar, porque el autor se ha documentado bien y, en segundo lugar, porque crea las figuras históricas que necesita, como la del sha “Ala” que en realidad nunca existió, siendo un compendio de varios soberanos. Sólo me salió de ojo el que Noah Gordon afirmase en su novela que los musulmanes compartieran con judíos y cristianos la prohibición de abrir los cuerpos.

Es sabido por todos, que los médicos cristianos se guiaban por los textos griegos y romanos, sin abrir jamás un cuerpo muerto, lo que consideraban una profanación. A lo más que llegaban es a hacer prácticas con cadáveres de cerdos, ya que pensaban que su anatomía era igual a la del hombre. Bien, pues los médicos musulmanes iban más allá. De ahí que dichos médicos fueran muy apreciados en las cortes europeas y en la papal. Esta superioridad se debió a que sí practicaban autopsias. Si bien Avicena no lo hacía, Abulcasis (Abul Qasim Al Zaharawi) médico en la corte de Abderrahman III sí las hizo. Este primer gran cirujano escribió “Katab al-Tasrìf” («La práctica)” donde describe cómo quitar piedras del páncreas, operaciones oculares, operaciones del tracto digestivo, etc. Además, en esa obra nos deja una detallada descripción del material quirúrgico utilizado.

¡Ay Al Ándalus! ¡Tan citada por todos, y tan desconocida.

Es una buena novela. Os la recomiendo si os gustan las novelas históricas.


Respuestas

  1. Gracias por la recomendación. Otro a la lista.

    (Ya terminé la Anábasis, qué libro.)

  2. Magnífico libro. Te recomiendo, además, otros libro de él que también he leído:

    * La doctora Cole

    * Chamán

    * El último Judío.

    Fantásticos y muy bien escritos.

    Por cierto…

    Ya estoy leyendo la tercera parte de Millenium.

    😉

  3. Los apuntaré Gran Maestre, los apuntaré. Yo, con el follón del final del curso y mis escapadas a Madrid, todavía voy por la segunda. Pero ya he llegado al estado ideal del hombre: las vacaciones. Ahora podré trabajar a gusto.

  4. Como ves, han salido todos tus comentarios. Estaban, no sé por qué en la carpeta de Spam. me alegro que te gustase la «Anábais». A mí también


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