Doblepensar significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente. El intelectual del Partido sabe en qué dirección han de ser alterados sus recuerdos; por tanto, sabe que está trucando la realidad; pero al mismo tiempo se satisface a sí mismo por medio del ejercicio del doblepensar en el sentido de que la realidad no queda violada. Este proceso ha de ser consciente, pues, si no, no se verificaría con la suficiente precisión, pero también tiene que ser inconsciente para que no deje un sentimiento de falsedad y, por tanto, de culpabilidad.
“Teoría y práctica del colectivismo oligárquico” de Emmanuel Goldstein.
George Orwell se equivocó en pocas cosas. Ni siquiera se equivocó en la fecha de su profecía. Él tituló su novela “El último hombre de Europa” pero sus editores cambiaron ese título por otro más comercial: “1984”. ¿Cómo decidieron los editores en qué año se cumpliría la profecía orweliana? Pues con un cálculo muy fácil: Si se escribió en 1948, bastaba cambiar los dos últimos números de lugar. Y así nació el nombre mítico de esta novela mítica.
Como en España vamos siempre con retraso, hemos entrado en el universo orweliano en el siglo XXI. Pero ¡qué entrada! De hoz y coz, que dirían los clásicos. El Ministerio de la Verdad está haciendo horas extras para recuperar esos veinte años perdidos. “Desindexa” las pensiones, “desubica” a nuestros jóvenes, “deslocaliza” las industrias, “liberaliza” al sector público. La Biblia de la Neolengua tendría, en la España de Rajoy, varios tomos.
Nosotros los “des” nos descojonaríamos si no estuviésemos desesperados. Lo de menos es ya la mentira continua. Lo más hiriente es ya el recochineo, el pensar que el pueblo soberano es y será siempre tonto y que tragará ahora y más adelante con todas las mentirar que tengan a bien inventar. Dirigentes de primera categoría (Europa) de segunda (Rajoy) y de tercera (políticos varios) compiten en ver quién la dice más gorda. Ya se encargarán los bien pagados corifeos de defender las mentiras en tertulias y periódicos.
Varios ancianos han sufrido accidentes por volver a subirse a los tractores. Existe una familia de nueve miembros que sobrevive gracias a la pensión del abuelo, pensión que acaba de ser “desindexada”. Muy triste, pero… Le han robado los ahorros de toda una vida a jubilados analfabetos, o ciegos, o engañados. Sí, pero… Las familias pierden su vivienda por la que han estado pagando durante años. Sí, pero no debían armar tanto ruido. No son formas. ¿Y los suicidios? Sí, pero…
Ah! ça ira, ça ira, ça ira
les Aristócrates à la lanterne!
¡Ah! ça ira, ça ira, ça ira
les Aristócrates en les pendra!
Et quand de tous les aura pendus
En leur fichera la pelle au cul.
Si hubiese que poner música a la situación en la que nos vemos, creo que ésta sería la canción más adecuada.
¿Exageraciones? No lo creo. Además, el capitalismo puede con esto y con mucho más. “Cuando haya sangre en las calles, compra propiedades”. Barón de Rothschild.
Poco o nada se puede añadir a este post. En realidad los malos políticos mienten siempre y como los buenos son muy escasos… solo nos queda por cantar Grandola Vila Morena a ver qué pasa.
By: jomer on 29 abril 2013
at 5:56 pm
“Grandola” es una canción descafeinada comparada con la que yo he puesto al final, Javier.
By: fernando2008 on 29 abril 2013
at 6:02 pm
Tienes razón. No quiero hablar más que estoy de muy mala leche. 😦
By: jomer on 29 abril 2013
at 6:12 pm
Desahógate, Jomer. ¡Estás en tu casa!
By: fernando2008 on 29 abril 2013
at 6:23 pm
Cuando uno cree que ya nada le puede sorprender… estos roba peras lo consiguen todos los días…
Y no pasa nada.
Un. Cordial suludo
By: Unsui on 29 abril 2013
at 10:49 pm
La desvergüenza humana no tiene límites. Cordiales saludos
By: fernando2008 on 29 abril 2013
at 11:15 pm